Publicado en 9 de febrero, 2011
Jugando con OBD-II
Siempre me ha apasionado la tecnología y disfruto de enormemente abrir y analizar todo lo que tengo, para entender cómo funciona y tratar de acrecentar su funcionalidad.
Desde muy joven mi padre me inculcó el gusto a los oficios, como la carpintería y la mecánica. Desde entonces ya solía ayudarlo a cambiar bujías, aceite y mantenimiento en general, vaya, hasta llegué a cambiar frenos de tambor y disco. Con el tiempo la tecnología automotriz ha cambiado y ahora los autos usan computadoras que han substituido muchas funciones mecánicas, esto, en cierto modo es bueno, pero dificulta el diagnóstico de problemas pues se necesitan aparatos «especializados» para leer códigos generados por estas computadoras.
El OBD-II (On-Board Diagnostic) es un estandard, creado para comunicarse con la computadora del auto – instalado de fábrica después de 1996. El OBD-II es un conector que se encuentra normalmente entre el volante y los controles de pie, y una vez conectado permite leer, transmitir y modificar datos.
Para tener acceso a estos datos hay que llevar el auto a un taller mecánico o distribuidor autorizado que tenga un aparato lector de ODB-II. Ellos lo conectan al auto y pueden diagnosticar en pocos minutos en que situación se encuentra el vehículo. El aparato es relativamente costoso y los códigos que usa son un tanto crípticos, cosa que aumenta el costo del diagnóstico hecha por el mecánico.
Esto me recuerda cuando hace varios años atrás iba manejando mi SUV cuando de repente todas las luces del tablero se encendieron, y empezó a parpadear el letrero de «check engine». Sobra decir que entré en pánico, inmediatamente me estacioné, apagué el auto y volví a encenderlo. El motor sonaba bien, no tenia ningún ruido, humo o señal de falla, pero todas las luces del tablero indicaban una falla, con el «check engine» todavía parpadeando. Al final llamé al concesionario, quienes me dijeron que podía manejarlo sin problema y que lo llevara al siguiente día. Cuatro días después y $350 menos me reemplazaron un sensor que fue el causante de todo el lío.
Este tipo de experiencias es lo que me impulsó a buscar un dispositivo para leer los mensajes de la computadora en mi auto y tener un control más claro de lo que pasa en el motor.

Kiwi WiFi
Después de mucho buscar, encontré el Kiwi Wifi de PLX Devices, que es un dispositivo que se conecta al ODB-II y manda los datos via WiFi al iPhone, el cual se usa en conjunto con un programa. Existen varias aplicaciones para Windows e iPhone, pero el que me convenció fue uno llamado DashCommand. – Por cierto, tienen una versión para Android.
El aparato y el programa cuestan menos de $200 usd y permiten la lectura de los datos del auto por medio de un panel de instrumentos, como por ejemplo niveles de aceite, gasolina, presión, torque, aceleración, revoluciones por minuto, niveles, etc. También mide el patinaje o derrape, que muestra en tiempo real niveles de movimiento lateral, aceleración, y fuerzas G. El inclinómetro ayuda al monitoreo de nivel de terreno en distintos tipos de carretera, y la pista de carreras crea un mapa visual de el camino recorrido con aceleración y frenado para poder analizar los cambios ejercidos en la pista.
Lo que más me gusta de este programa es la parte de diagnósticos, el cual muestra los errores marcados y su significado, con la posibilidad de borrar el error una vez leído. Un par de veces el sensor de Oxígeno me ha mandado errores, los cuales no son importantes pero que en mi tablero aparecen sólo como «check engine».
De vez en cuando utilizo el Kiwi para monitorear algunos recorridos, y ver el desempeño de mi auto. Lo uso también para revisar los autos de mi familia sobre todo cuando aparecen los errores. El software permite separar por vehículos los resultados, reconociendo a cada cual por el VIN (Número de Identificación de Vehículo) y guardándolo en su propia base de datos.
Una de las cosas que mas me gustan del dispositivo es un pequeño switch en el costado, este permite apagarlo y prenderlo a voluntad, por lo que se puede dejar conectado permanentemente y solo activarlo cuando es necesario.
Pues ya está, es todo por el momento. Estoy seguro que en unos meses saldrán apartos y programas más sofisticados que permitan controlar e inclusive modificar (tuning) la computadora de a bordo para dar mejor economía, aceleración o lo que sea. Ford sacó el Ford SYNC con MyFord Touch que permite un poco mas de control sobre las funciones del automóvil, internet y sobre todo entretenimiento. Otros dispositivos como Mavia permiten hacer todo esto y más, como localización por GPS, y otras opciones en línea que todavía no me convencen, como suscripciones y «geotagging». En fin, el futuro viene muy «Hackeable». Como siempre, espero sus comentarios y sugerencias.
Comentarios recientes